En mitad de la campiña Jerezana, en el kilometro 5 que une Torremelgarejo con Gibalbín, se alza el antiguo y reformado Cortijo de Jara.

Hoy día, ‘Cortijo de la Jara’ alberga el complejo agrícola de la compañía ‘Puerta Nueva SL’, la rama agraria del grupo de empresas familiares García de Angulo, en el que se han involucrado con entusiasmo los hermanos.
En ese exquisito escenario, y ante representantes del mundillo económico y municipal de la ciudad, la familia García de Angulo presentó en sociedad en días pasados la marca ‘Cortijo de Jara’, aprovechando el final de las obras de acondicionamiento del complejo para el uso turístico de la finca.

Empezaron plantando viñas de Tempranillo, Merlot y Shyrat; continuaron con la producción de vino tinto -trabajo en el que ayudó el bueno del capataz Diego Campos- y adaptaron la casa del cortijo a bodegas de producción y crianza. Este año han sacado al mercado la primera cosecha de vino blanco, adaptando variedades como la Gewürztraminer alemana y pronto comercializarán un reserva.

Luego plantaron 90 hectáreas de olivar (ahora es de 130) de la variedad Arbequino, cuyo aceite es envasado y etiquetado con la marca ‘Cortijo de Jara’. “La venta de garbanzos -añadió- es nuestra mejor manera de fidelizar a los clientes que, desde hace mucho tiempo, saben que sólo los ponemos en el mercado si superan el control de calidad que nosotros mismos nos imponemos”, al tiempo que se experimenta con verduras y cultivos ecológicos. Con la readaptación del cortijo a las visitas turísticas, los hermanos evitaron la ruina del cortijo, donde celebrarán catas y otros eventos. Para García de Angulo, “servirá también para acercar la agricultura en general, y nuestros productos en particular, a cuantos tengan interés en conocerlos. Pensamos que los consumidores hoy día quieren conocer de dónde vienen los productos y asegurarse de que sean saludables.

Se trata, en fin, del paso de una empresa agrícola a agroalimentaria. “Puestos a volver al pasado, me quedo con la agricultura jerezana de los años 60 a 80, cuando todo lo que producíamos se transformaba aquí. En las harineras, las cooperativas de cultivos indus- triales, las desmotadoras, tres fábricas de remolacha y, por supuesto, en las bodegas. Esto que hoy presentamos es nuestro granito de arena para volver a aquello”, terminó diciendo.

image00En mitad de la campiña Jerezana, en el kilometro 5 que une Torremelgarejo con Gibalbín, se alza el antiguo y reformado Cortijo de Jara.

Hoy día, ‘Cortijo de la Jara’ alberga el complejo agrícola de la compañía ‘Puerta Nueva SL’, la rama agraria del grupo de empresas familiares García de Angulo, en el que se han involucrado con entusiasmo los hermanos.
En ese exquisito escenario, y ante representantes del mundillo económico y municipal de la ciudad, la familia García de Angulo presentó en sociedad en días pasados la marca ‘Cortijo de Jara’, aprovechando el final de las obras de acondicionamiento del complejo para el uso turístico de la finca.

Empezaron plantando viñas de Tempranillo, Merlot y Shyrat; continuaron con la producción de vino tinto -trabajo en el que ayudó el bueno del capataz Diego Campos- y adaptaron la casa del cortijo a bodegas de producción y crianza. Este año han sacado al mercado la primera cosecha de vino blanco, adaptando variedades como la Gewürztraminer alemana y pronto comercializarán un reserva.

Luego plantaron 90 hectáreas de olivar (ahora es de 130) de la variedad Arbequino, cuyo aceite es envasado y etiquetado con la marca ‘Cortijo de Jara’. “La venta de garbanzos -añadió- es nuestra mejor manera de fidelizar a los clientes que, desde hace mucho tiempo, saben que sólo los ponemos en el mercado si superan el control de calidad que nosotros mismos nos imponemos”, al tiempo que se experimenta con verduras y cultivos ecológicos. Con la readaptación del cortijo a las visitas turísticas, los hermanos evitaron la ruina del cortijo, donde celebrarán catas y otros eventos. Para García de Angulo, “servirá también para acercar la agricultura en general, y nuestros productos en particular, a cuantos tengan interés en conocerlos. Pensamos que los consumidores hoy día quieren conocer de dónde vienen los productos y asegurarse de que sean saludables.

Se trata, en fin, del paso de una empresa agrícola a agroalimentaria. “Puestos a volver al pasado, me quedo con la agricultura jerezana de los años 60 a 80, cuando todo lo que producíamos se transformaba aquí. En las harineras, las cooperativas de cultivos indus- triales, las desmotadoras, tres fábricas de remolacha y, por supuesto, en las bodegas. Esto que hoy presentamos es nuestro granito de arena para volver a aquello”, terminó diciendo.

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